La Kombi (de «Volkswagen Kombiwagen», abreviatura de «Kombinationsfahrzeug» por su característica combinada tanto de vehículo pasajero como de carga) estaba pensada desde un principio como un vehículo utilitario. Pocos notarían que años más tarde se transformaría en mucho más que un símbolo de la historia automovilística.
De un boceto a un ícono
La Segunda Guerra Mundial llegaba a su fin, y Alemania solo podía pensar en comenzar de nuevo con un largo proceso de recuperación. No sería diferente para la compañía Volkswagen que, con su fábrica totalmente destrozada, veía el momento de ponerse manos a la obra para reanudar la producción de sus Beetle.
De esta tarea se encargó el gobierno Británico, que en ese momento tenía el control de la fábrica, para que más adelante, en 1948, vuelva a manos del Estado Alemán y a quien administraría a partir de entonces a Volkswagen, Heinrich Nordhoff.
Meses antes, más precisamente el 23 de Abril de 1947, un empresario Holandés llamado Ben Pon se dirigía a Volkswagen, aún bajo el mando británico, con una propuesta simple: comercializar la marca en los Países Bajos.
Esto sería, lo que más adelante, le dió a Ben Pon la idea que comenzaría esta gran historia.
Y esta historia, como toda gran historia, sucede desde lo simple. En este caso, la visita de Ben Pon a la fábrica le permitiría descubrir unos vehículos de plataforma plana que los trabajadores utilizaban para transportar cargas pesadas.
Es con estos vehículos, más la idea de los Beetles, que Ben Pon toma inspiración para dibujar algunos bocetos en su libreta y proponer, además de la extensión a Países Bajos, una idea revolucionaria: Las Transporter.
Como suele pasar a las ideas revolucionarias, esta no fue recibida de la manera que se esperaba, a tal punto de que, a pesar del interés por parte de los Británicos de llevar a cabo esa idea, el proyecto estuvo parado durante un año. Hasta que la llegada de Heinrich Nordhoff dio el visto bueno para comenzar su producción.
El nacimiento de un ícono
Nos situamos en Noviembre de 1948 con la puesta en marcha del proyecto de creación de la primer Transporter, la Typ 29 como se llamaban en su momento. Y entre pruebas, errores y cambios de propuestas, pasó más de un año hasta que la fábrica pudiera presentar el prototipo.
La situación con el nombre tampoco sería fácil, ya que la primer idea, «Bully», se encontraba ya registrada (rápidamente cambiaron su nombre interno a «Bulli»). Lo mismo sucedía con «Juwel» y otros nombres que tenían en mente. Hasta que «Transporter» les termina convenciendo. Luego agregan una abreviatura en cada modelo con su letra inicial: T1, T2, T3, etc…
El 8 de Marzo de 1950 era la fecha esperada por Ben Pon, por Volkswagen y por todos los que trabajaron y siguieron el proyecto de cerca. Era el momento de comenzar la producción de la Transporter 1 o T1.
Ese día se construyeron solo dos, una se entregó a un distribuidor de Volkswagen y la otra funcionó de modelo para pruebas en la fábrica. Para Abril de ese mismo año ya eran 10 unidades por día las que se construían en la fábrica y el primer año lograron pasar las 8.000 unidades fabricadas.
No todo era perfecto, ya que las primeras T1 salían con desperfectos, no del todo cuidados y sólo en un color disponible, además de que el distribuidor tenía poder para hacerse cargo de colocar piezas o pintar las Transporter de quienes elegían otro color.
A pesar de esto, los trabajadores encontraban en la T1 un vehículo idóneo para trabajar, y para el segundo año se convertiría en un éxito del que toda Alemania, a posterior toda Europa, quería ser parte.
La era dorada
Los siguientes años para la Transporter serían de récords y nuevos modelos por salir.
Yendo en orden, más precisamente a Septiembre de 1951, Volkswagen lanzaba lo que en poco tiempo se transformaría en su Transporter más demandada y con historia de la marca. La Volkswagen Samba.
El lujo hecho ícono, la Volkswagen «Samba» o también llamada «23 ventanas» entró al mercado como merecía: bajo luces y reflectores nunca antes vistos en una presentación de un automóvil. Y no era para menos ya que lo que se presentaba era nada más nada menos que la versión especial de la ya famosa Volkswagen Transporter.
Tanto para Volkswagen como para la comunidad, esta fue y es de las kombis más queridas por los amantes de las Transporter.
Mientras tanto, los servicios y trabajos en Alemania no demorarían mucho en hacerse con varias kombis para sus empresas. Es por esto que, en estos años, era normal ver kombis ambulancias, kombis de bomberos, y diferentes trabajadores las utilizaban para sus oficios de carga y manualidades.
Pero la saga no terminaría ahí, ya que al parecer en aquéllos años los fabricantes no estaban muy inspirados para crear las mejores versiones de la kombi. Y es que la compañía Westfalia-Werke desarrollaría en 1952 sus primeras Volkswagen Westfalia, la versión camper de las kombis llamadas en aquel entonces «Camping Boxes».
Este modelo de kombi, junto con la Samba, serían los que de la mano llevarían el protagonismo y la responsabilidad de esta etapa dorada que parecía no terminar para Volkswagen y sus Transporter. Para 1953 el éxito es tan grande en otros continentes que deciden abrir una planta de ensamble en Brasil, país que se convertiría en uno de los más fieles a la marca y las kombis.
En 1954 Volkswagen anunciaba las 100.000 unidades vendidas de la Transporter, lo que seguramente haya sido una de las razones para construir la primera planta exclusiva para las kombis en Hannover, al año siguiente.
La Kombi ya era famosa no solamente en América, sino que también fue necesario abrir otra planta de ensamble en África para satisfacer las necesidades cada vez mayores del continente.
En 1962 la Volkswagen Transporter alcanza el millón de unidades vendidas. Junto al millón de ventas, también se anuncia una baja futura. La demanda comienza a caer y el Grupo ve la necesidad de un cambio.
A pesar de esto, en Brasil se seguiría la producción de kombis T1 con diferentes actualizaciones que ellos mismos irían realizándole al vehículo.
La nueva kombi
A pesar de pequeños cambios de motor y otros «manotazos de ahogado» que intentaron realizar en la T1, ya nada se podía mejorar en la vieja kombi, y la competencia comenzaba a llevar ventaja.
Es entonces que en 1967 presentan la nueva kombi, la T2. Una Transporter totalmente innovada desde afuera hacia adentro que cautivaría nuevamente a los exigentes seguidores de la minibús.
Los servicios y trabajadores de oficios volverían a confiar en Volkswagen, los ya constituidos kombinautas se pasarían a este nuevo modelo y los hippies se harían nuevamente protagonistas de la popularidad de las Transporter con las T2.
Algo que no todos saben es que en 1972 Volkswagen ya hacía pruebas con la innovación de automóviles eléctricos. La sede de Wolfsburg fue la responsable de llevarlo a cabo y para 1972 ya estaba en las calles bajo el nombre de «Elektro-Transporter».
En 1975 Brasil se da por vencido con las T1 y dejan de fabricarlas, dejando un legado importante para este modelo tanto en el continente como en el mundo. Y no solo eso, sino que seguirían utilizando estas Transporter para modificarlas, como la T1.5 con varios aspectos que mejoraban la mecánica de la kombi.
Las crisis del petróleo y de la construcción afectan duramente a la industria automotriz y, por supuesto, a Volkswagen. Lo que desencadena la decisión de dar un nuevo paso hacia el cambio. La Volkswagen T2 dejaría de producirse en Alemania en Julio de 1979.
¿Caída o evolución?
El escarabajo y el Golf eran la actualidad de la empresa, mientras que la kombi iba quedando a un costado. Esto no desalenta a Volkswagen, que pronto dará comienzo a la tercera generación de la kombi, la T3.
Para muchos aficionados y kombinautas, la T2 fue la última kombi verdadera, aunque la T3 tenga tantas características similares en esencia y mecánica. En nuestra opinión, el punto de inflexión que hace de híbrido entre las kombis tradicionales y las camionetas modernas.
Es por esto que el público conocedor de las Volkswagen Transporter se divide para tratar este punto de la historia cómo “la caída de las kombis”, o “su evolución” hacia camionetas más actuales.
Polémica aparte, la T3 no tendría tanto éxito ni años de vida, ya que la costosa y compleja construcción interna hacía difícil su producción.
Para ese entonces, a principios de los años 90′, la T3 dejaría su lugar a su antecesora, la T4. Un concepto totalmente distinto y de características modernas, resaltando el motor al frente y otros conceptos que se alejarían para siempre de la vieja kombi.
El último suspiro
Lo seguirían más adelante la T5, T6 y T6.1, todas adaptándose a la actualidad de cada momento y cubriendo las necesidades de los nuevos y modernizados clientes.
Mientras tanto, en Brasil, país fiel a las kombis, tan fiel cuanto el país que las vio nacer, siguió fabricando las T2., hasta que en el año 2013 tocó decirle adiós a la kombi.
Y lo hicieron a lo grande lanzando las últimas 1.200 unidades bajo el nombre de «56 Anos Kombi-Last-Edition» en una merecida despedida.
La comunidad nunca muere
Ya han pasado más de cuatro décadas desde que la Volkswagen T1 dejó de fabricarse en el mundo, y desde 2013 que también dejó de hacerlo su hermana pequeña, la T2.
Sin embargo, los kombinautas no dejamos de nacer y nunca abandonamos a la vieja Bulli. Año tras año, volvemos a elegirlas para transformarlas en hogar y viajar por el mundo, o para utilizarlas en oficios y trabajos de carga.
Sin duda uno de los vehículos más queridos en el mundo, por su carisma, fidelidad y sobretodo por la comunidad que, desde los hippies en los 60’s hasta los viajeros de la actualidad han enaltecido con miles y miles de kilómetros alrededor del planeta.
Hay cosas más importantes que las mejores prestaciones, la mejor estética, la máxima velocidad. Y la kombi nos ha enseñado que detrás de todo eso existe la magia de viajar a la velocidad del paisaje.
