Es difícil separar estos dos conceptos: Kombi y Hippies. Si bien en la actualidad se han separado bastante, y actualmente personas de todo tipo se unen a la familia kombinauta, la esencia hippie se hace presente desde los 60’s en cada detalle, en cada kombi.
Historia de la kombi con el mundo Hippie
Ya que mencionamos a los 60′, es en estos años donde todo nace en este aspecto. La contracultura asociada al movimiento Hippie se demostraba con caravanas de kombis inundando de felicidad y amor por los rincones de cada país.
Pero, ¿por qué se asocia a los hippies con la kombi? Hilemos un poco en la Historia, así con H mayúscula. En estos años tanto la Unión Soviética como Estados Unidos empezaron una corrida armamentista por el contexto de la Guerra Fría. El mundo se hundía en miedo dada la posibilidad de un ataque nuclear de cualquier lado.
En conjunto con esto, existía una escasez muy grande de combustible debido a la guerra. Es acá donde los vehículos pequeños se hicieron, de a poco, protagonistas de la historia automovilística de esos tiempos.
Gran parte de este protagonismo lo tenía el Vocho (o Fusca como le decimos en Uruguay). Un auto fácil de usar y que cumplía las exigencias de ese entonces por las razones comentadas que ya dijimos anteriormente.
Y si decimos que el Beetle fue protagonista, si o si lo fue también la kombi. Los modelos Westfalia comenzaban a hacerse un hueco (y muy grande) entre los vehículos más demandados, sobre todo por los jóvenes, que veían en el auto tanto la economia como la posibilidad de viajes largos y en compañía de amigos.
Los jóvenes de la época encontraron en la kombi un automóvil fácil de usar, accesible en precio y mantenimiento, pero sobretodo un vehículo que permitía camperizarse y vivir en ella mientras viajaban.
Pero no solo esto, sino que, a partir de un grupo de jóvenes que difundían la idea del anti-belicismo y anti-capitalismo en California, se sumó toda una generación joven de Estados Unidos que aprovechó el origen de este vehículo para retar a los nacionalistas de la Post Guerra, adoptando un automóvil Alemán como buque insigna para sus manifestaciones. Todo era perfecto para su causa.
Posteriormente incluiría en su contra-cultura otros elementos protagonistas de sus estilos de vida y protesta como la vestimenta colorida, las drogas alucinógenas, el rock (que no podría faltar) y sobre todo el concepto de libertad, paz y amor.
Frank, Mark y Doug
Una de las historias más vivas sobre lo ocurrido en aquellos tiempos la conocemos de estos tres personajes que presenciaron la época desde adentro.
La AFP fue la encargada de entrevistar a estos tres amigos surfistas que por aquel entonces (2013) aún seguían reuniéndose por las mañanas para ir a la playa a surfear al sur de Los Ángeles.
Frank Paine comienza explicando las razones por las que los fieles a las kombis eligieron este vehículo antes que otros para sus viajes:
Su amigo, Mark Mitchler, agregaba a esto la dimensión que tienen las kombis en el oeste de Estados Unidos:
Junto con Doug Ball, los tres aportaban más razones para elegir aún hoy la kombi como casa rodante:
Pero sin duda alguna, la política estuvo arraigada al mundo kombi/hippie de aquellos años, y estos tres amigos no dejaron dudas de la realidad que se vivía allí:
Festival de Woodstock, Light Bus y los grandes momentos
15, 16 y 17 de Agosto de 1969 serían fechas que marcarían a fuego un mar de personas que vivirían y recordarían por siempre un festival tan importante como lo fue el de Woodstock.
Acompañado por leyendas de la música, de la talla de Jimi Hendrix, Janis Joplin, Joe Cocker, Joan Baez, Grateful Dead, Creedence Clearwater Revival, The Who, Crosby, Stills & Nash y Neil Young, entre otros, el festival captó la presencia de 500.000 personas en un mismo lugar.
«Tres días de música y paz», fue la promesa. Y fue cumplida a raja tabla, con un furor que puso el festival en los libros de historia mundial.
Anécdotas hay prácticamente infinitas, la mayoría no se conoce de forma masiva, y solo podrás conocerlas por parte de quienes estuvieron ahí o que investigan el período.
Pero una que particularmente se ha hecho conocer, y es parte de la magia que aconteció en aquellos tres días, es la famosa «Light Bus», una auténtica obra de arte hippie hecha kombi rodante.
¿El talentoso? El Dr. Bob Hieronimus, quien lo pintó de acuerdo a la actualidad colorida y psicodélica que apoyaba la cultura hippie de aquel entonces. El arte de Hieronimus devino de un pedido del dueño de la Kombi, que también era amigo intimo del pintor, Bob Grimm.
Cuerpos celestes, una esfinge, el dios hindú Vishnu, idiomas, mensajes y símbolos que retratan la magia hippie en su máximo esplendor.
En uno de los laterales se observaba la palabra «Light», un homenaje a la banda favorita de Grimm. Esto haría que la kombi adopte a nivel mundial el nombre «Light Bus», el resto es historia.
En el 50 aniversario del festival de Woodstock, Hieronimus intentó buscar aquella kombi para restaurarla, pero no tuvo éxito, la kombi había desaparecido. El proceso de Bob en la búsqueda de la Light Bus quedó registrado en el documental «The Woodstock Bus».
La kombi no se pudo encontrar, pero esto no quedaría así y gracias a la ayuda de Volkswagen y una campaña en Kickstarter se logró recrear la «Light Bus 2.0», una copia fiel de aquella Type 2 tan icónica que ahora descansa en donde debería estar la original. El lugar no podría ser otro sino las instalaciones en donde ocurrieron los tres días de música y paz.
Historias como esta, como mencionábamos, hay en cantidad. Y solo aquellos kombinautas que recorren la historia profunda de la Transporter se permiten y merecen conocerlas. Esta es parte de la magia de tener una kombi propia y mantener el legado de quienes lucharon por tan hermosos ideales.
