¿Qué ver en una kombi antes de comprarla? Estética

chapa en la kombi

¡Bienvenidos Kombinautas a otro miércoles de delirios textuales e informaciones divertidas sobre kombis! El artículo de esta semana viene para picantear un poco el corazón de los estetas, endulzar el paladar de los rústicos y quitar la mugre a los ojos de los románticos. Hoy hablaremos de la parte que ves, pero también de la parte que no ves; y les enseñaremos que las dos son necesarias al momento de elegir una kombi. Y como siempre, arrancaremos con los típicos datos de chamuyo, para levantes en bares, para lanzarlos en un asado en familia, o simplemente para que lo tengas ahí, dando vueltas en el bocho, hasta que se te surja la oportunidad de tirarlo y quedarte bien parado en cualquier conversación. Porque ya sabes, acá hablamos sobre kombis, pero lo hacemos con vueltas epistemológicas dignas de un filósofo pre socrático, o de un sujeto contemporáneo altamente disléxico. Así que arrancamos. 

Muchos años antes del nacimiento de Cristo, cerca de dos o tres siglos antes, algunos viejitos en Grecia no paraban de discutir sobre temas que juzgaban esenciales al ser humano para que tome conciencia de su estado de animal perdido en un mundo aparentemente sin sentido. Las preguntas eran las más variadas cómo ¿qué hay por detrás de la aparente divergencia del ser? Porque, en teoría, todos somos iguales, tenemos dos brazos, dos piernas, una nariz en el centro de la cara, nuestras orejas están al costado de la cabeza, etc; sin embargo, por detrás de esa apariencia que compartimos, hay algo que nos hace únicos e individuales. 

Otra de las preguntas la hace Aristóteles, que es ¿qué nos diferencia de los animales? y ¿porqué no somos dioses? El tio Ari va a intentar clavarla con una definición medio trucha, y que después será refutada, pero sigue siendo linda y por eso la lanzamos. Él va decir que el hombre está entre los dioses y las bestias. 

aristoteles

Los viejos esos bombardeaban el Peloponeso con preguntas incómodas, era como una especie de juego de lenguaje que hacían por no conocer la tele, la radio, los smartphones y tinder; pero se la pasaban joya y lograban no aburrirse. Todo iba muy bien, hasta que un tipo, un viejito bastante inteligente, tira a los otros una pregunta que picantea muchísimo las charlas y deja a los filósofos sin sueño durante las noches calurosas del mediterráneo. El tipo se llamaba Sófocles, ya era conocido en los asados como gran bardero, calentador de pavas, guacho malo; y plantea una cuestión no tirando al aire una pregunta adornada con retorcidas líneas retóricas, sino que lo hace contando un cuento. La historia que vamos a resumir en algunas líneas en la secuencia.

Hagámosla corta, y bien en criollo. 

Todo empieza con una maldición. Un tipo llamado Layo, es invitado a cenar en la casa de un rey, pero Layo no se porta muy bien y hace un quilombo de saltar la olla a la gente de la casa. Se toma el palo en la primera oportunidad; pero, aunque logró escaparse de los mortales, no va a zafarse de los dioses, que lo maldicen mal, pero mal de verdad. No le dicen “Che, tu equipo va a terminar en la B” o “tu factura de luz este mes tendrá tres hojas y no lograrás pagarla nunca”. Lo que dicen es “tu hijo te va a cagar, pero antes te va a matar”. Así de jodidos eran los dioses. 

Y efectivamente Layo tiene un hijito. Pero se hace el vivo y decide matarlo, después piensa un poco y decide abandonarlo, y por útilmente reflexiona más y antes de abandonarlo le clava unas espinas en los pies para que nadie quiera recoger un nene así. 

Resulta que el nene es encontrado por unos pastores y se lo llevan a Pólibo y Peribea, dos reyes de Corinto que, como todos los reyes griegos, eran conocidos por tener nombres horribles. Los reyes no podían tener hijos por otra maldición que les había lanzado otro Dios -la verdad es que los dioses en esa época no eran muy benevolentes y se la pasaban jodiendo a los mortales- y resuelven adoptarlo y llamarlo Edipo, que en griego significa el de pies hinchados.

layo

Edipo crece y, como en la adolescencia no le alcanza con tener los pies hinchados, empieza a hincharles también los huevos y ovarios de los viejos. Un día descubre que es hijo adoptivo y se arma alto bardo en la casa real. Edipo agarra sus cosas y huye.

En el camino hay una encrucijada y el boludo toma el sendero de la derecha. Este es el núcleo argumentativo de la historia, y nos dice mucho sobre las decisiones que tomamos, pero también evidencia la lógica del héroe clásico: entre dos opciones, siempre toma la que sabe que va a terminar mal, algo que no podremos darnos el lujo de hacer con las kombis, como veremos más adelante. 

En el camino hay una comitiva que medio que hace una broma con los pies de nuestro héroe. Edipo, que ya estaba re caliente, no la deja pasar y se para de manos. Los otros también. Hay tironeos, forcejeos y Edipo termina matando a un tipo y sale corriendo. 

Llega a Tebas, en donde hay una esfinge mala que come cabezas si la gente no contesta la pregunta que ella le tira a los demás (el equipo de 3veces3 advierte: sabemos que parece un viaje de LSD, pero es pura mitología griega). El monstruo le pregunta a Edipo, ¿Cuál es el animal que empieza caminando con cuatro patas, luego con dos, luego con tres? Y Edipo, que camina con un bastón porque tiene los pies hinchados, ve ahí su tercera pata y le contesta: el hombre. 

La esfinge deja de joder a los tebanos, Edipo se torna rey de Tebas, se casa con la reina y todos viven felices. Hasta que…

Hasta que muchos años después hay un quilombo generalizado en la ciudad, porque los dioses castigan las cosechas de los tebanos. Edipo investiga y manda traer a Tiresias, un adivino que todos pensaban que estaba más chiflado que Batman. Tiresias lanza su célebre frase a Edipo: “el peor ciego es aquel que no quiere ver”. Edipo se enoja, pero sigue investigando y descubre que mató a Layo, su padre, en la encrucijada, y también que hacía mucho tiempo se estaba encamando con Yocasta, su vieja. El pobre Edipo no se aguanta tanta info en su bocho, tirada así de prepo: se pincha los ojos y sale a linyerear por el mundo.

Y este es el momento en que vos te preguntas si nosotros tomamos LSD, si se nos saltó la térmica, si nos confundimos de proyecto. Y nosotros te contestamos que no, y que, como ya saben, lo mismo pasa con las kombis.

kombi estetica

Una de las cosas que plantea Sófocles, con el mito de Edipo, es que la filosofía muchas veces coerciona la razón a reflexionar por medio de los sentidos, en este caso la visión; y lo que vemos puede jugarnos muy malas pasadas. Edipo se pincha los ojos justamente porque la visión lo traicionó. 

Supongamos que vos, lector frecuente del blog, ya encontró una kombi. Tiene la chapa brillando más que bagre enjabonado, zócalos perfectos, manijas que te manijean, canaletas dignas de un servicio de artesano y una frente más bonita que la de Angelina Jolie y Brad Pitt juntos. Puede parecer un sueño de kombi, encontrada a un precio muy pero muy barato. Es ahí cuando no podés actuar como el boludo de Edipo y tomar el sendero de la compra por impulsos amorosos. 

En las Kombis hay cosas que no están a la vista, y que son parte de la estructura del auto y, justamente por eso, son fundamentales para su funcionamiento. Así que, para que no tengas que pincharte los ojos después, te recomendamos que lo primero que hagas cuando encuentres tu kombi tan soñada sea revisar el chasis.

¿Qué es el chasis? 

chasis kombi

El chasis es una estructura interna que sostiene los diferentes vehículos y se utiliza con el motor. En el caso de un vehículo, consta de un armazón que integra y sujeta tanto los componentes mecánicos, como el grupo motopropulsor y la suspensión de las ruedas, con la carrocería (que no forma parte del chasis).​ No tiene nada que ver con la carrocería ni con la plataforma, pero es el responsable por hacer que tu kombi pueda andar sin que se parta en dos durante el viaje. 

¿Qué es lo que tengo que ver?

Si la kombi está en un taller mecánico, podés pedir que la levanten y ahí sí miras el chasis desde abajo. Si la kombi no está en un taller mecánico, medio que te jodiste, porque tendrás -insistimos: tendrás, sí o sí- que meterte abajo del auto para fijarte que el chasis está bien. 

Te recomendamos que, más que mirarlo, pases la mano por toda su estructura fijándote si no tienen parches. Hoy día hay mecánicos cuyo nivel olímpico de inteligencia en el oficio permite hacer parches imposible de identificar a simple vista. Son verdaderas bestias de la estética y la perfección de su trabajo tiene que ser valorada. Así mismo, a vos te toca verificar si hay o no parches y, si los hay, cuan profundos son. 

Otra obra de arte de los buenos mecánicos es la operación que hacen sobre el transversal de calefacción. No se sabe muy bien por qué, pero algunos propietarios suelen retirarlo. Pero me parece que nos adelantamos. Volvamos un toque hacia atrás.

¿Qué es el transversal de calefacción?

El transversal de calefacción es una barra muy gruesa que une las partes laterales del chasis. Lo que es evidente es que el transversal no está ahí de pedo, porque le pintó colarse al chasis para ver si le subían los likes en Instagram. ¡No! Él es parte fundamental en la estructura del chasis y ayuda a estabilizar la división de golpes en un terreno más irregular. Como hemos dicho antes, muchos propietarios suelen quitarlo. ¿Saben por qué? Mucha gente se quita las amígdalas, Chaquira se quitó unas cuantas costillas, en resumen: hay gente a la que le pinta quitar las cosas, así es la vida. Pero tu kombi tiene que venir sí o sí con esa costilla de hierro, ¿estamos?

¿Por qué te decimos todo eso?

Básicamente insistimos tanto en el caso del chasis porque es la parte que no se ve y una de las más importantes en el sentido estricto del funcionamiento estructural de un auto. Pero también insistimos porque los chasis son piezas que nacen con la fabricación del auto. Son hechas a medida para un modelo y no son reemplazables. Por lo tanto, arreglar un chasis implica dos cosas: primero que vas a tener que invertir un monto suficiente para comprar una kombi mucho mejor; y segundo que vas a tener un chasis todo emparchado y con una fecha de caducidad mucho más cercana. 

La kombi es un auto muy antiguo y por supuesto los modelos que tenemos en el mercado yo fueron bastante modificados por varias manos distintas. Hoy es muy difícil, sino que prácticamente imposible, encontrar una kombi con un único dueño, o una kombi que cambió de dueños pero no de mecánico. Seguro que la kombi que veas tendrá sus cicatrices, pero es importante que no sean muy profundas, caso contrario hay un peligro de que deje de andar pronto.

Si la kombi que ves está a un precio muy barato, desconfiá un poco y revisá no solamente el chasis como algunas cuestiones legales en la documentación. Pero no queremos adelantarnos, ya viene un artículo sobre documentación; y, como siempre, tendrá esa impronta humorística y divertida hablando sobre algo que no imaginas que podría terminar en una kombi. 

Hasta acá llegamos, kombinautas. Les esperamos la semana que viene con más info, más historias y más kombis.  ¡Nos leemos el miércoles que viene; a las nueve, como siempre!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *