Las Snail Campers: ¿Vivirías como un caracol?

snail camper

¡Bienvenidos sean todos los kombinautas! Los que nos acompañan desde el inicio, los que vienen acompañando hace algunas semanas, y los nuevos que recién caen en esta página por alguna casualidad del destino. Y algo nos dice que esa casualidad tiene nombre y apellido: Snail campers, o vans caracoles. 

Antes de empezar a decir las barbaridades ajenas que elucubramos a las apuradas antes de cada miércoles, nos gustaría avisar a nuestros acólitos komberos que la página estuvo fuera del aire por unos días. Sí, estuvimos ausentes, pero por un buen motivo que ya están pudiendo observar.

No fue nada grave, sino que lo que pasó fue el extremo opuesto a la gravedad. Estamos cada vez más livianos gracias a las visitas y los comentarios de ustedes, que nos inflan el ego y nos hacen flotar. El proyecto 3veces3 está creciendo, tanto que pudimos darnos el lujo de remodelar algunas cositas; así, bien en criollo, llevamos la página a la tintorería, le dimos un buen baño, la invitamos a cenar y le regalamos un postre. Más allá de los nuevos contenidos y de la nueva impronta, ustedes verán, muy pronto, las innovaciones que tenemos planeadas para este proyecto. Muchas gracias Victoria por el increíble diseño y el amor que pusiste en el sitio, ¡Nuestros ojos agradecen el cambio!

Dicho eso -los que nos acompañan ya saben cuantas vueltas damos antes de empezar- nos gustaría agradecer a los lectores que nos escucharon. La semana pasada pedimos algunas manifestaciones, y las señales de humo empezaron a surgir. Así que nos gustaría agradecer enormemente a los kombinautas que nos escribieron, que comentaron, que enviaron fotos de sus kombis, y también queremos recordar a los más tímidos que no hace falta tener una kombi para hacer parte de este proyecto, compartir la misma pasión ya es suficiente; sigan escribiéndonos, sus comentarios son el aceite de este proyecto. 

Comunicados impartidos, agradecimientos hechos; ahora sí ¡arrancamos!

Pero, como siempre, arrancamos con una lógica digna de una peli de Monty Python, que, te decimos de paso, si no miraste aún, tomate nota, porque están buenísimas. El lector veterano seguramente ya sabe a que nos estamos refiriendo, ya tiene sus callos preparados a nuestras digresiones descabelladas. Pero si sos un lector de los nuevos, que cayó acá porque googleó Snail Camper o Snail Van y sigue leyendo esto, no te preocupes. No entraste en una página equivocada: entraste en la mejor de las páginas. No pienses que los redactores se tomaron vacaciones y esto está escrito por un psico desde el manicomio: nuestro equipo de redactores no descansa, siguen escribiendo, aún en las vacaciones, aún en los manicomios. Lo que pasa, nuevo lector, es que acá hablamos de kombis, pero lo hacemos a nuestra manera: siempre tirando buenos datos para que ustedes los usen en las cenas familiares, en las charlas de bar o en los piropos fortuitos de los días lluviosos.

Y ya que estamos hablando de psicos, manicomios y piropos, el desquicio de hoy va de la mano con la psicoanálisis. Lo íntimo, como sabemos sea por cultura popular, sea por sentido común, es lo que guardamos adentro. Pero Lacan, un psicoanalista francés que propone el retorno a Freud cuando la psicoanálisis es raptada por los estadounidenses y llevada a extremos impensables como el coach, va a preguntarse ¿qué es el adentro? ¿Si realmente hay un adentro, donde queda el afuera

lacan

Solemos ubicar la intimidad en nuestro interior. Lo íntimo, entonces, es básicamente nuestro hogar: un espacio cuyas aristas que lo separan de lo público nos permiten hacer cosas que no haríamos en espacios exteriores. Fíjense que hemos elegido la palabra hogar en vez de casa. Y lo hicimos justamente porque muchos espacios pueden servir como una casa, varios lugares pueden ser habitables, pueden ayudar a proteger del frío, de la lluvia o de una tempestad. En ese sentido, el concepto de casa es solamente el de un lugar habitable. 

Vayamos despacio, porque la idea de esta semana es la más compleja que hemos expuesto hasta ahora, tan compleja como el vehículo que vamos a exponer. 

Todos ya hemos mudado de casa, muchos ya hicieron la experiencia de salir de la casa de los padres para empezar una vida adulta en otro lugar. Muy bien, pero ¿qué hacemos? Primero alquilamos un inmueble, una casa. Y después, de a poco, vamos comprando algunos muebles, colgando cuadros y fotografías en la pared, cambiando la disposición de algunas cosas. Al hacer eso estamos imponiendo al lugar nuestra manera de percibirlo, lo estamos volviendo más cómodo y cálido a nuestro espíritu. Al llenar un espacio con nuestra subjetividad, estamos transformando una casa en un hogar

kombi hogar

El hogar surge, entonces, como el lugar del despliegue máximo de nuestra subjetividad. Es el espacio en el que podemos elegir pasar horas rascándonos la panza y mirando Netflix con aquel pantalón croto que nuestras madres decían que teníamos que tirar a la basura. En otras palabras, es el lugar en el que podemos ser nosotros sin la mirada de los demás: el opuesto a un lugar exterior y público, un lugar íntimo y privado. 

Hasta acá llegamos bien, ¿no? El segundo paso, ahora, es ver qué pasa con la intimidad una vez que está expuesta. 

Con las redes sociales, muchas veces terminamos mostrando todo lo que hacemos. Subimos fotos de lo que compramos, de lo que comemos, de lo que miramos, de lo que leemos, del nuevo chongo, de la nueva novia, del futuro matrimonio, de la esperanza de paternidad o maternidad, en fin, terminamos exponiendo todo lo íntimo. 

Pero, si lo íntimo es justamente lo que reservamos para hacer adentro del hogar y afuera de los ojos del público ¿qué pasa con esa nueva manera de relacionarse en la que compartimos constantemente todo lo que hacemos en el hogar? Y ¿qué pasa con la intimidad, una vez que deja de pertenecernos y se vuelve pública?

Basándose en eso, Lacan -que no vivió lo suficiente para presenciar el fenómeno de las redes sociales, pero que tenía una mente afiladísima- plantea el concepto de extimidad. La extimididad sería entonces una intimidad compartida, o más bien la intimidad que elegimos exteriorizar al público. Lo éxtimo es una especie de íntimo público, que desborda los limites del adentro y es exteriorizado sin muchos problemas. 

Ha llegado el momento que más nos gusta: el momento en que vos, lúcido lector, y vos inteligente lectora, se preguntan ¿pero porqué me están hablando de Lacan y psicoanálisis cuando lo único que quería era saber sobre Snail Campers? La respuesta, ya la saben ¿no?

snail motorhome

Aunque lo mismo pasa con las kombis, específicamente este modelo tiene una relación muy directa con lo que hemos desarrollado más arriba. Muy poco, o más bien, casi nada, existe en internet sobre este concepto. Redundan las páginas con fotos y los vídeos de preparación, pero el material formal e informativo es muy escaso. Así que vamos hacer lo que podemos. 

El concepto de snail camper o snail van empieza a difundirse en Estados Unidos después de la década de los ochenta, es una idea que tiene menos de cincuenta años y muy poco desarrollo, y que, sin embargo desborda en creatividad. Eso fue posible gracias a la reactivación económica de la post guerra fría y tiene dos gatillos que funcionan al mismo tiempo. Por un lado la reactivación de la economía permitió el desarrollo de diversas tecnologías en lo referente a las herramientas de trabajo pesado. Hubo un impulso a cursos profesionalizantes y empezaron a surgir varios talleres mecánicos independientes. Por otro lado, la reactivación económica yanqui va a beneficiar básicamente a los sistemas bancarios nacionales, que por su vez van a aprovecharse de la situación y empiezan a desarrollar una política de gastos que va a terminar en la famosa burbuja económica del final del milenio (y que en Estados Unidos sigue hasta hoy). 

El escenario de aquel tiempo, por lo tanto, era a la vez esperanzador y apocalíptico. Al mismo tiempo en que había una gran oferta laboral -el nivel de desempleo nunca había sido tan bajo-, también estaba el hecho de que el precio de los inmuebles era tan alto que, para adquirir uno, era necesario un préstamo bancario. 

Por suerte siempre hay gente muy creativa en el mundo, y algunos de los creativos pensaron ¿Por qué no transformarme en un caracol? Bueno, nos dan el beneficio de la metáfora, ¿no? Lo que pensaron no fue textualmente eso, sino como desarrollar un lugar para poder vivir sin tener que pagar fortunas por décadas a los bancos. 

La respuesta a esa pregunta fue básica y certera: en el blanco, en nuestro blanco. Agarraron una T2, la descuartizaron y armaron una estructura de metal bastante grande de modo a aprovechar el máximo del espacio. Después cubrieron esa estructura y el resultado fue muy similar a la estructura que los caracoles llevan: su caparazón, su protección, su hogar

snail van

Las Snail Vans son muy raras, primero porque involucran un trabajo costoso, largo y bastante detallado; y segundo porque están pensadas, hechas y planificadas para los espíritus más libres -y anárquicos, diría Thoreau, un autor que dejaremos para la próxima- que no tienen miedo de llevar su casa en las espaldas. 

Como hemos dicho más arriba, una Snail Camper es básicamente un hogar en un espacio público, y vivir así sería estar constantemente en una intimidad éxtima. Aunque, en comparación con las otras Transporters de las que hemos hablado hasta ahora -incluso las Westfalia, que, decimos de paso, si no leíste, corré acá y no pierdas el artículo hermoso de la semana pasada- es la que más proporciona estructura respecto a la comodidad. La posibilidad de un espacio amplió permite al constructor trabajar con una mayor libertad en la disposición de los “ambientes”. El armazón de metal, por su robustez, también proporciona una protección inigualable a la hora de estacionar en un lugar y quedarse el tiempo que sea necesario para disfrutar un paisaje. Y, por último, la decoración de las Snail Vans que vimos hasta ahora son dignas de un artista, están hechas por personas muy detallistas y que priman el confort y la calidez de un hogar rodante. 

Ventajas de las Snail Campers, las hay a los montones. ¿Desventajas? También las hay, y tal vez la más difícil sea la que bordea la idea que planteamos arriba. Llevar una intimidad éxtima no es para muchos, son elecciones que vamos haciendo en función de nuestros proyectos, de nuestros deseos, de nuestras metas.  Si sos una persona reservada, a la que le gusta mantener la intimidad entre las cuatro paredes del hogar, tal vez una Snail sea demasiado. Sin embargo nunca hay que descartar posibilidades, como, por ejemplo, una Westfalia, para pasar un fin de semana de lujo frente a un bello paraje. O también una T1, para salir a viajar con estilo y dormir en un hotel. Pero si sos un espíritu en búsqueda de aventura, si querés conocer el mundo, si tus deseos son de vivir como un caracol sin un lugar fijo y llevando tu hogar siempre en las espaldas, este es el mejor modelo, el más encantador y elegante que podrás encontrar. 

snail kombi

Las Snails son, entre la comunidad kombinauta, casi como un mito. Serían, conservando el permiso a las metáforas, la piedra filosofal de las campervans. Aunque raras, son más comunes de ver en Estados Unidos y Canadá, pero por ahí existen acá. Así que, como siempre, dejamos abierto este canal comunicacional para recibir comentarios, críticas, aportes, y todo lo que quieran enviar. ¿Ya vieron una Snail Van por estos pagos? Envianos una foto. ¿Tenés una? Comunicate con nosotros, de ese modo fortalecemos una comunidad que ya existe hace casi un siglo y que sigue creciendo alrededor de todo el mundo. 

Hasta acá llegamos, con una página recién diseñada para que puedan aprovechar al máximo la experiencia de navegar en este proyecto. Nos vemos la semana que viene, como siempre, el miércoles y con un artículo nuevo, audaz y divertido sobre el mundo de las kombis. 

¡Hasta pronto, Kombinauta!

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